La construcción se sostiene en el silencio, las suposiciones y la esperanza. Estas son las verdades incómodas de nuestra industria. Creemos que decirlas en voz alta es el primer
paso para hacerlo mejor.
¿Tabiques de yeso? Solo estándar — Nivel 4, sin refuerzos para detalles empotrados, puertas enrasadas ni zócalos incluidos.
¿Plomería? Se asumen artefactos de piso. Si elegiste inodoros suspendidos o duchas tipo lluvia en el techo, el entramado y los costos ya cambiaron.
¿Instalaciones eléctricas? Los precios unitarios se basan en “tipos estándar”, pero aún no seleccionaste artefactos, zonas ni controles.
¿Ese sistema de dimerización? No está en la cotización.
Conclusión:
Comprende el proceso.
Define lo que está incluido.
Y si no estás seguro, asume e indica en una memoria tus
consideraciones: es la única manera de protegerte.
Cronogramas de terminaciones
Alineación con la base de diseño
Coordinación MEP (mecánicas, eléctricas y sanitarias)
Planos de taller (shop drawings)
Elementos especiales como iluminación, AV y carpintería fina
Esto no es una falla del arquitecto. Así es como funciona la industria.
El diseño establece la intención.
El trabajo del constructor es coordinar, simular y alinear antes de la ejecución.
Conclusión:
Los planos para permisos te dan la aprobación.
Los documentos coordinados te dan un edificio..
Los subcontratistas cotizan de forma conservadora.
Los alcances superpuestos se cobran varias veces.
Las incógnitas se cubren acumulando provisiones en distintos paquetes.
Las brechas de diseño se “rellenan” con supuestos elevados.
¿El resultado? Los GMP suelen ser entre un 10 % y un 15 % más caros que una estructura de libro abierto —sin realmente evitar las órdenes de cambio.Y cuando los cambios llegan, muchos GMP no cuentan con un proceso claro para la validación de costos ni para el análisis del impacto en los plazos.
Conclusión:
Un contrato sin un sistema es solo una herramienta de ventas.
Si el diseño no está resuelto y los procedimientos no son claros,
el GMP no te protegerá.
Solo ocultará lo que está roto — hasta que tengas que pagarlo.
Rastrear entregas no es control de calidad.
Actualizar cronogramas no es coordinación.
Archivar documentación no es resolver problemas.
La supervisión no es lo mismo que la responsabilidad.
Necesitas a alguien que entienda de secuencias, tolerancias, especificaciones y consecuencias — y que pueda tomar decisiones bajo presión, en tiempo real.
Pregúntate:
¿Esta persona está gestionando un contrato o gestionando la construcción?
¿Está revisando el trabajo físico o solo actualizando un panel de control?
Conclusión:
Los informes de progreso no construyen proyectos.
Las personas sí.
Y no todos los “gerentes de proyecto” pueden gestionar una obra.
Cada proyecto tiene incógnitas.
El diseño evoluciona.
Los productos se retrasan.
Los errores humanos aparecen..
Esa es la realidad — y está bien.
Lo que no está bien es cuando esos cambios se convierten en confusión, culpas o pánico.
Eso solo ocurre cuando no hay una estructura detrás del proceso.
Un buen equipo no solo “resuelve problemas”.
Los detecta temprano, los eleva con rapidez y los absorbe sin generar drama.
Conclusión:
No necesitas un equipo que evite los desafíos.
Necesitas uno diseñado para afrontarlos — con control, no con improvisación..